¿Cómo hacer que la Movilidad Urbana sea un modelo real y sostenible?

Vivir y usar la ciudad segura, saludable y sostenible no es ciencia ficción, ¡súmate al reto!

La Ciudad es un ente complejo altamente interrelacionado. Actualmente más de la mitad de la población mundial vive en las ciudades, entorno que ofrece múltiples ventajas y también muchos problemas como ruido, contaminación atmosférica, congestión de tráfico, despilfarro energético, excesivo consumo de espacio público… A esto hay que añadir la continua expansión urbana y la imparable tendencia hacia el establecimiento de la residencia en la ciudad, por lo que nos enfrentamos a un fenómeno social y económico que tiene que ser estudiado detenidamente.

Lo primero con lo que asociamos el entorno urbano es con la inmediatez, velocidad, facilidad y comodidad para obtener ciertas cosas. Muchos procesos importantes que impactan en el ciudadano tienen lugar en la ciudad. ¿Realmente es todo tan rápido y sencillo de obtener en una ciudad? Pero, ¿cuánto perdemos a la hora de ir a trabajar, a hacer una gestión en un organismo público, a levar a los hijos al colegio, a comprar, a pasear por un parque o a ir a un concierto? Se producen millones de desplazamientos en torno a la ciudad y dentro de ella, y como consecuencia, perdemos combustible, nuestro tiempo, paciencia… y todo esto se traduce en la pérdida económica y generación del estrés innecesario (que luego impacta en nuestra vida profesional y personal y también, considerando a un grupo importante de la población enfrentándose a situaciones de estrés, en la Salud Pública).

La movilidad urbana no es una exigencia a capricho del ciudadano, es un derecho social, y para preservarlo tenemos que cambiar el paradigma de movilidad. Estamos hablando de que el mercado mundial de infraestructuras y servicios de movilidad urbana, además de apoyarse en las tecnologías modernas para ser considerados inteligentes, han de ser sostenibles. El verdadero reto es asegurar los desplazamientos que permitan economizar el tiempo y energía a través de la mejora del transporte público, promoción de los modos de transporte más eficientes, reducción de los contaminantes e incremento de los niveles de calidad de vida. Estos procesos, para ser optimizados, han de ser necesariamente monitorizados.

Está claro que todos los que vivimos o usamos la ciudad, hemos de contribuir a su sostenibilidad. En este sentido, CIC aborda el problema desde su faceta “tecnológica” logrando que algunas de sus iniciativas se hayan implantado y estén funcionando en las ciudades. Así, por ejemplo, Smart Parking y Smart Mobility, proyectos en base al sistema IDbox y soluciones móviles, permiten optimizar la gestión de los espacios libres para aparcamiento y consumos, obtener la información fiable sobre las emisiones (por ejemplo, la huella CO2) y otros parámetros medioambientales a través de la monitorización y recogida en campo. Toda esta información, estructurada e integrada con Google Maps, se procesa y se guarda para permitir diversos análisis posteriores (índices de varianza, desviaciones estándares por hora, correlaciones, etc.) y ofrecer alarmas, notificaciones e informes. Además, permiten establecer una comunicación bidireccional con el usuario a través del portal y aplicación móvil.

Los datos que se ofrecen, tanto al organismo-gestor como al ciudadano, son una buena base para reflexionar sobre la situación actual de la movilidad urbana: ver y analizar las pautas, proponer alternativas reales que suponen mejora y cambiar progresivamente hacia un entorno más sostenible. Tener una ciudad más segura y saludable para vivir y trabajar es posible, pero requiere de la colaboración de todos.

http://www.upv.es/contenidos/CAMUNISO/info/U0536159.pdf